Luis Ulloa.
Como si no fuera suficiente con la cruel realidad social, económica y política en la que vivimos, entre otras la inseguridad ciudadana, recelos con cualquiera que no sea de nuestra condición social, la corrupción política y frecuentes luchas de poder, etc; ahora, como hace ya muchos años, debemos invocar a algún ser humano, ya no a un "superhéroe" para que nos auxilie a la hora de ver los periódicos o algunos noticieros nacionales.
Los medios de comunicación, sobre todo la prensa y algunos noticieros de televisión, en un intento desmedido de obtener audiencia, se están aprovechando, y a la vez alimentando de la indiferencia en que convivimos, al informar de manera despiadada y sin respetar los derechos de los implicados en las notas rojas. Si bien es cierto, esos sucesos cada día nos ubican como un país con peligrosos índices de inseguridad ciudadana, no se justifica mercadear el dolor ajeno. Al mirar los noticieros, sería necesario tener un estómago de piedra para poder digerir cada una de las noticias, que al desayuno, al almuerzo y a la hora de la cena, nos brindan como un servicio exclusivo e importante, reproduciendo en la audiencia un imaginario que termina convirtiéndolos en una sociedad que asume la violencia como situación normal. Eso no debe ser así y está en nosotros como audiencia cambiar esa realidad de irrespeto hacia nosotros.
Lo anterior, lo hemos podido observar en Noticias Repretel y Telenoticias, se olvidan de advertir a los padres de familia que las imágenes que suceden a cada titular no son aptas para menores, incluso para adultos. En cambio, hacen alarde de adolescentes, muchachas y muchachos de colegio que se pelean y son grabados por algunos espectadores, compañeros de clase, víctimas también de una alarmante exposición a la violencia. Y por si fuera poco, nuestros niños y jóvenes, y por si acaso quedó alguno sin ver esas groseras imágenes, las distribuyen a traves de las redes sociales, despertando la curiosidad, el morbo y la violencia.
Pero eso no sólo se queda en los noticieros de televisión. En la mayoría de ocasiones, por desgracia, el periódico La Extra ha publicado fotografías que nos producen heridas profundas como sociedad; de las más bajas y ultrajantes. Por ejemplo, este martes 19 de julio, en el periódico La Extra, como un souvenir para los familiares de la víctima, sus amigas y amigos, publicó una fotografía de media página, y en la portada, de un adolescente asesinado por su propio amigo, quien a su vez se suicidó minutos después con la misma arma de fuego. Me parece que ésto ya es suficiente.
Será qué no pueden calcular las consecuencias que a corto plazo podrían tener éstas publicaciones en una sociedad de por sí bastante dolida y afectada con éstos sucesos. O peor aún, que deberíamos (sin haberlo pedido a nadie) acostumbrarnos a sufrir y a vivir con ellas. Y lo último, si todo ésto se traduce en dinero, entonces no somos, ni seremos nunca más ese país del que todos hablan bien; justicia, buenas costumbres, alegría y paz, pura vida. ¿O debemos decir; pura muerte?. Muerte a las ilusiones, a las ideas y proyectos de vida como nación, a la esperanza, a la pasión o a la atención a las verdaderas necesidades de un ser humano.
En la actualidad, en Costa Rica, es verdad que no existe ni ejército ni hay guerra, tampoco hemos llegado a sentir los azotes que da el terrorismo a cada instante, en otras latitudes; sin embargo, cada mañana advertimos cómo el narcotráfico y el crimen organizado toman posición de nuestras mentes, con pocos valores humanos y de nuestros intereses, eso sí, bastante desarrollados. Y para colmo de males, tenemos que soportar y ver como algunos medios de comunicación, sin la más mínima sensibilidad o comprensión del dolor que sufren todas éstas familias, terminan por exclavizar nuestros corazones en el dolor y la tristeza.
La falta de verdaderas oportunidades de desarrollo, la crisis generalizada en la educación, la escacez de empleos dignos y bien remunerados, la desatención en temas de seguridad social, además de la inquietante vulnerabilidad de las leyes judiciales en nuestro país, es lo que debería predominar como agenda informativa y no contenidos irresponsablemente de algunos "profesionales" de la comunicación, con la inconsciente aprobación de la dirección y de los propietarios, quienes se aprovechen del dolor humano para obtener "raiting".
Es suficiente y debemos detenernos a pensar en qué tipo de sociedad estamos construyendo y en la que nos estamos convirtiendo. Los medios de comunicación son propiciadores de cultura, pero hay que preguntarnos si son esos contenidos los que necesitamos para desarrollarnos como seres inteligentes.
Hoy en día disponemos de herramientas tecnológicas extraordinarias,capaces incluso de transformar el agua de un estanque cualquiera en agua potable o de construir lo últmo en tecnología para el motor de plasma, pero estamos perdiendo cosas esenciales. Pensemos, si en algún lugar de nuestro interior queda un espacio para luchar por ideales maravillosos por los que lucharon grandes seres humanos como Ghandi, y que hoy, en la segunda década del tercer milenio, son imposibles de olvidar: la paz o la libertad, la justicia social, la igualdad y el amor. Y agregaría que sensatez. Sí, sensatez para saber que medios de comunicación nos ayudan a crecer como personas, como sociedad.
Fuente: ElPeriodicocr
